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jueves, 8 de mayo de 2008
Los jóvenes radicales 25 años después


En el marco del Seminario Nacional de la UCR que se desarrolla entre el 8 y 10 de Mayo en Carlos Paz, las organizaciones juveniles del Partido debatirán el futuro del radicalismo y la Argentina.

Adelante los que quedan!¡Ah! Cuánto bien ha podido hacer este partido si no hubiesen promediado ciertas causas y ciertos factores... ¡No importa! Todavía puede hacerse mucho. Pertenece principalmente a las nuevas generaciones. Ellas le dieron origen y ellas sabrán consumar la obra. ¡Deben consumarla!

Leandro Alem


Los jóvenes que formamos parte de la Unión Cívica Radical, venimos a Carlos Paz en la seguridad que el debate y la discusión alrededor de una realidad cada vez más compleja son el reaseguro de la mayor virtud democrática con la que cuenta esta organización política.

No ha sido esta la primera crisis que afronta nuestra organización a lo largo de su historia y, por supuesto sabemos, tampoco será la última. Pero convencidos de que con ideas y con militancia, que aporten claridad y visión política al conjunto, podremos redireccionar al Partido para encolumnarlo en sentido de recuperar su vocación de mayorías y sus espacios de representación republicana.

Somos una generación nacida en democracia, la generación que heredó y sufrió la crisis del 2001. Al igual que muchas generaciones que nos precedieron somos conscientes de nuestra responsabilidad en la reconstrucción, tal y como lo hicieran los jóvenes que no abandonaron a Don Leandro en el alumbramiento de esta fuerza, así como lo hicieron los jóvenes de la Declaración de Avellaneda, o la generación del 83, somos los que no renunciaremos al desafío de trabajar por el radicalismo del presente con la responsabilidad de pensar el mañana.


MODERNIZAR LA UCR
Ya en aquel momento, cuando ser jóvenes y radicales resultaba sumamente difícil, entendimos que el radicalismo necesitaba, para seguir sirviendo a la democracia argentina renovarse, cambiar.

Pero la modernización del Partido no se reduce al simplismo de modificar su Carta Orgánica (que por cierto es necesario) para reestructurar la organización, ni tampoco en mejorar la imagen institucional (que por cierto es importante) para adecuarnos a los parámetros del marketing político actual. No debemos confundir medios con fines.

Así encontramos al menos 4 categorías para pensar la modernización de nuestra organización:

.La estructura, como decíamos, la necesaria construcción de un Partido más flexible en su funcionamiento, capaz de dar respuestas más eficientes a la dinámica de las demandas actuales y aprovechando las nuevas tecnologías en comunicación.
La JR y la FM tomamos en este sentido la decisión política del formar y capacitar a las nuevas generaciones de radicales, priorizando dotar aquella empresa de un sentido federal, y nació así el Instituto de Formación y Pensamiento Moisés Lebensohn como un instrumento de capacitación, como una instancia de debate y reflexión, pero a su vez como una forma de vinculación entre formación y transformación.
Nos sostenemos en la idea de que los militantes del radicalismo, debemos hacer profesión de fe del sistema de partidos. Porque creemos que los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático (y así lo determina la Constitución Nacional). Por ello se postula como un deber irrenunciable, arbitrar los mecanismos para que todos los militantes, los cuadros partidarios, los dirigentes con responsabilidades en la conducción de la organización, ejerzan la capacitación política permanente, sistematizada y obligatoria.

.La conducción, todo proceso de renovación tiene que contemplar, para ser eficiente, que los nuevos mensajes deben provenir de nuevos actores. El radicalismo tiene que promover el crecimiento de nuevos liderazgos, y ello implica ofrecerle a la sociedad jóvenes capacitados en las responsabilidades institucionales, que los hay, y que en la mayoría de los casos quedan relegados en los esquemas partidarios. Pero también debemos avanzar en este proceso de crecimiento con una conducción colegiada, más colectiva, menos personalizada; con la capacidad de sostener las reglas de juego y contener a las minorías.

.La cultura política, el advenimiento de las nuevas formas de representación política (en proceso de crisis desde la perspectiva partidaria), impone la necesaria modificación de determinadas prácticas políticas alejadas de la ética y la solidaridad; lo nuevo se construye desde la participación y el pluralismo, la generación de consensos y la apertura democrática.En este proceso, el Partido debe centrar su reforma en 2 características indispensables de las organizaciones modernas: TRANSPARENCIA Y PARTICIPACIÓN.
El mismo Lebensohn nos enseñó que no puede ni debe haber disociación entre la palabra y la conducta, entre el discurso y la práctica, entre los medios y los fines, entre la ética y la política. Fue quien nos enseñó que debemos repudiar a aquellos que escriben radicalismo de una manera y lo pronuncian de otra.

.La identidad política moderna, que desde los valores perennes de la organización debe contemplar los desafíos de la socialdemocracia del siglo XXI: la recomposición del Estado en pos de lograr el desarrollo sostenible, combinando progreso económico y redistribución equitativa del ingreso, e incorporando la problemática del medio ambiente; los derechos humanos, que engloban seguridad individual, identidad cultural e integración social, trabajo, educación y salud; la democracia y el sistema republicano y federal; el rol de los Partidos Políticos (y el financiamiento de la Política), la recuperación de la matriz federal y del respeto por la división de poderes.

Nunca debemos perder de vista que nuestro objetivo es la transformación radical de las estructuras socioeconómicas, que agobian y someten a gran parte del pueblo argentino a la pobreza, la marginalidad o al estancamiento cultural y económico. Nuestra lucha es por el progreso social y por ello afirmamos, convencidos, nuestro carácter de partido progresista.


LA CONSTRUCCIÓN DE LA ALTERNATIVA
25 años después la Argentina tiene la oportunidad de avanzar en la consolidación de nuestra joven democracia y comenzar a transitar el camino del desarrollo. Pero es imposible hacerlo sin Proyecto de País, sin Proyecto de Nación. Tampoco es posible construir organización política, sin Proyecto.

Los acontecimientos de los últimos meses han desnudado la ausencia absoluta de Proyecto del Gobierno, de Planificación Estratégica, la falta de un Modelo Productivo. Las decisiones del oficialismo (en particular la de reorganizar el PJ, y las derivaciones del conflicto con el agro) han modificado el mapa político. Se comienzan a vislumbrar condiciones para generar un gran debate detrás de las asignaturas pendientes de la democracia este tiempo. Tendremos que discutir la redistribución de los ingresos, su federalización, el deterioro de la educación pública, el modelo productivo, la inserción de la Argentina en el mundo. Es imprescindible empezar por el régimen de Coparticipación que avasalla el federalismo argentino de manera inconstitucional, favoreciendo el Presidencialismo, el centralismo, destruyendo la autonomía provincial y municipal, generando una lógica de disciplinamiento nociva para el sistema.

Sin embargo no debemos apresurarnos, la lucha es de todos los días y la coyuntura no puede confundirnos. Tenemos que recuperar nuestra herramienta uniendo al radicalismo antes de pensar en acuerdos electorales, no confundiendo el camino (consolidar la UCR como instrumento de cambio) con los objetivos (la construcción de una alternativa socialdemócrata para la Argentina).

Ante la magnitud del desafío es que buscamos llegar hasta el punto en donde se encuentren los militantes. Ir a buscarlos. Tenderles la mano, mirarlos a los ojos y poner en ellos esta herramienta para que se la apropien quienes, de verdad, creen que el Radicalismo está destinado a proseguir su lucha por una sociedad con igualdad.

El objetivo es articular al radicalismo como estructura política cohesionada, afirmada en nuestras mejores tradiciones, liberalismo en lo político-institucional y decididamente reformista en el campo socio-económico, y con capacidades de acción en el escenario social y político de la época con potencialidad transformadora. Y recién entonces sí, con un radicalismo en marcha, estaremos en condiciones de ser partícipes de la construcción de la alternativa, que deberá superar el mero electoralismo para ser una auténtica coalición institucional de partidos, en condiciones de elaborar una propuesta, presentarla con éxito a consideración de los ciudadanos, y convertirla luego en acción de gobierno transformadora y sustentable.


Carlos Paz, 8 de Mayo de 2008
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Oposición

"...No hay, no puede haber buenas finanzas, donde no hay buena política. Buena política quiere decir, respeto a los derechos; buena política quiere decir, aplicación recta y correcta de las rentas públicas; buena política quiere decir, protección a las industrias útiles y no especulación aventurera para que ganen los parásitos del poder; buena política quiere decir, exclusión de favoritos y de emisiones clandestinas !

Pero para hacer esta buena política se necesita grandes móviles, se necesita fe, honradez, nobles ideales; se necesita, en una palabra, patriotismo... Pero con patriotismo se puede salir con la frente altiva, con la estimación de los conciudadanos, con la conciencia pura, limpia y tranquila, pero también con los bolsillos livianos, y con patriotismo no se puede tener troncos rusos a pares, palcos en todos los teatros y frontones, no se puede andar en continuos festines y banquetes, no se puede regalar diademas de brillantes a las damas, en cuyos enos fementidos gastan la vida y las fuerzas que deberían utilizar en bien de la patria o de la propia familia!..."
Leandro Nicéforo Alem
 
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